El riego es un proceso que desempeña un papel fundamental en el mantenimiento de la salud de las plantas y el aumento del rendimiento de los cultivos. Es especialmente importante en condiciones de cambio climático y periodos de sequía. Examinemos con más detalle qué es el riego, qué tipos y normas de riego existen, y cómo optimizar este proceso para gestionar eficazmente el agronegocio.
¿Qué es el riego?
El riego es el proceso de suministro artificial al suelo y a las plantas de la cantidad necesaria de líquido para su normal crecimiento y desarrollo. El objetivo principal del riego es crear unas condiciones óptimas de humedad en la zona radicular de los cultivos durante el periodo vegetativo.
Un suministro de agua correctamente organizado permite:
- mantener la salud de las plantas;
- aumentar el rendimiento de los cultivos;
- mejorar la calidad de la producción;
- reducir el riesgo de pérdidas por sequía.
Además del riego directo, el riego también se utiliza para aplicar fertilizantes con agua (fertirrigación), combatir las heladas y lavar los suelos salinos.
El régimen de riego es un tipo de mejora hidrológica. Mejora el suministro de líquido junto con nutrientes a las raíces de las plantas, reduce la temperatura de la capa de aire cercana al suelo y aumenta su humedad. Gracias a esto, es posible controlar los regímenes hídrico, aéreo, térmico, salino y microbiológico del suelo para crear unas condiciones óptimas para el crecimiento de los cultivos agrícolas.
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Tipos de riego
Existen diferentes tipos y métodos de riego, cada uno con sus propias características, ventajas e inconvenientes. Examinemos los principales.
Riego superficial
La investigación sobre los tipos de riego debe comenzar con el más antiguo. Consiste en distribuir el agua por el campo mediante surcos o inundándolo. Este tipo de riego requiere un gran consumo de líquido y energía, tiene una baja uniformidad de humectación y provoca la erosión del suelo. Sin embargo, todavía se utiliza en zonas llanas con suelos pesados.
Riego por aspersión
Durante el riego por aspersión, el líquido se rocía sobre el campo mediante máquinas especializadas, creando precipitaciones artificiales. Este método es más económico y eficaz que el riego superficial. El riego por aspersión garantiza una distribución uniforme del agua y mejora el microclima de los cultivos. También puede utilizarse para el riego de calentamiento, que consiste en regar al inicio de las heladas para proteger las plantas de las bajas temperaturas. Sin embargo, el riego por aspersión es sensible al viento y puede provocar la compactación del suelo.
Riego por goteo
El riego por goteo es el tipo de riego más moderno y eficaz. El agua se suministra a baja presión directamente a la zona radicular de las plantas a través de una red de tubos. Esto permite ahorrar al máximo líquido, fertilizantes, energía, así como controlar con precisión el régimen de riego. Los sistemas de goteo pueden automatizarse e integrarse con la fertirrigación. Desventajas: alto coste inicial y riesgo de obstrucción de los tubos.
El suministro de agua por goteo puede ser en superficie, cuando los accesorios de riego se colocan en la superficie a lo largo de las hileras de plantas, o subterráneo (Subsurface Drip Irrigation), en el que los tubos se colocan en el suelo a una profundidad de unos 30 cm. El riego por goteo subterráneo es una forma de reducir aún más las pérdidas de agua por evaporación, sin interferir en la labranza.
Riego subsuperficial
Con el suministro de agua subsuperficial, el líquido se suministra directamente a la zona radicular de las plantas mediante tuberías enterradas o materiales porosos. Este método minimiza las pérdidas improductivas de agua por evaporación y no moja la parte aérea del cultivo. Sin embargo, requiere un control cuidadoso de la humedad del suelo y de la calidad del líquido para evitar la salinización o la obstrucción de los poros.
¿Qué dispositivos se utilizan para el riego artificial?

Analicemos qué dispositivos se utilizaban para el riego artificial de los campos:
- estaciones de bombeo para la toma y el suministro de agua;
- tuberías principales y de distribución;
- válvulas de cierre y regulación (compuertas, grifos, válvulas);
- sistemas de filtración;
- máquinas de riego por aspersión, aparatos;
- cintas de goteo, goteros;
- sensores de humedad del suelo y estaciones meteorológicas;
- automatización para el control del riego.
La elección de una técnica de riego específica depende del tamaño y la configuración de los campos, el tipo de suelo, las características del relieve, los cultivos que se cultivan, la disponibilidad y la calidad de los recursos hídricos, las capacidades financieras de la explotación, etc. En cualquier caso, el sistema de riego debe ser fiable, eficaz y fácil de explotar.
Las modernas máquinas de riego por aspersión son unidades circulares, frontales y de manguera enrollable. Permiten humedecer uniformemente grandes superficies con un mínimo de mano de obra. Están equipadas con boquillas ajustables para controlar la intensidad de las precipitaciones, control por ordenador y sistemas de enrollado de mangueras.
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Normas de riego
Una vez que hemos analizado qué es el riego de tierras, merece la pena determinar las normas de suministro de agua: la cantidad de líquido en metros cúbicos que es necesario suministrar a 1 hectárea de superficie por un riego para garantizar una humedad óptima de la capa de suelo que contiene las raíces. Depende de muchos factores:
- la capacidad de retención de agua y las propiedades físico-hídricas del suelo;
- la profundidad de las raíces y la fase de desarrollo del cultivo;
- las condiciones meteorológicas (temperatura, humedad del aire, precipitaciones);
- el método y la técnica de riego.
Se distingue entre la norma de riego única para un riego y la norma de riego total para toda la temporada. Para determinarlas con precisión, se utilizan fórmulas y metodologías. De media, las normas de riego son:
- para riego superficial: 600–1200 m³/ha;
- para riego por aspersión: 300–800 m³/ha;
- para riego por goteo: 50–200 m³/ha.
El riego excesivo provoca la lixiviación de nutrientes, la compactación del suelo, su encharcamiento y la salinización. Por lo tanto, es muy importante respetar las normas óptimas.
Los métodos modernos de control de la humedad del suelo, como la tensiometría y el método TVH, contribuyen a la determinación precisa de las normas de suministro de agua. Los tensiómetros proporcionan datos sobre la presión de succión del agua por el suelo, sobre cuya base se pueden establecer los plazos de riego. El método TVH permite calcular la evaporación y la transpiración a partir de la temperatura y la humedad del aire, así como determinar la norma de riego.
Calidad del agua para riego
Además de la cantidad de agua, su calidad es de gran importancia. El líquido de riego debe cumplir ciertos requisitos en cuanto a composición química, contenido de sales e impurezas. El uso de agua de calidad insatisfactoria deteriora las propiedades del suelo, daña las plantas y el equipo de riego.
Indicadores principales de la calidad del líquido:
- mineralización total (hasta 1 g/l);
- índice de hidrógeno pH (6,5–8);
- contenido de sales tóxicas (cloruros, sulfatos, carbonatos);
- presencia de sólidos en suspensión y algas;
- indicadores sanitarios e higiénicos.
Para evaluar la calidad del agua para riego, se realiza un análisis de laboratorio antes del inicio de la temporada de riego, así como periódicamente durante la misma. Si es necesario, el agua se puede mejorar y acondicionar.
Se imponen requisitos especialmente estrictos al agua para el suministro de agua por goteo. Debe someterse obligatoriamente a una limpieza exhaustiva de impurezas mecánicas, sales de dureza, microorganismos, para evitar la obstrucción de los goteros. Para ello, se utilizan sistemas con filtros de malla, de disco e hidrociclónicos. Para mejorar la calidad del líquido, también se somete a sedimentación, coagulación, cloración.
Consecuencias del riego excesivo
El riego excesivo puede tener consecuencias negativas para el suelo y las plantas:
- lixiviación de nitrógeno, potasio y otros nutrientes del suelo;
- deterioro de la aireación, compactación del suelo;
- aumento del nivel de las aguas subterráneas, encharcamiento;
- salinización, alcalinización del suelo;
- alteración del desarrollo del sistema radicular de las plantas;
- creación de condiciones favorables para la aparición de enfermedades.
Estos problemas se pueden evitar respetando los regímenes científicamente fundamentados, controlando la humedad del suelo, la calidad del líquido de riego y el estado de las plantas. El suministro excesivo de agua es tan perjudicial como su escasez.
Lo que más a menudo causa el riego excesivo es la determinación incorrecta de las normas de riego, la imperfección de la técnica de riego, la falta de un control adecuado del consumo de líquido. Para evitar el encharcamiento, es necesario orientarse por los datos sobre la humedad real del suelo, obtenidos, por ejemplo, mediante tensiómetros. Los riegos deben realizarse con un déficit de humedad del 60–80% de la NV en los periodos críticos de crecimiento de las plantas.
Optimización del régimen de riego
Por lo tanto, hemos analizado qué es el riego. Pero también es importante hacerlo lo más eficaz y económico posible. Para ello es necesario:
- determinar correctamente los plazos y las normas de riego en función de las fases de desarrollo de los cultivos, las condiciones meteorológicas, la humedad y las propiedades del suelo;
- utilizar métodos modernos de control: tensiómetros, sensores, monitorización por satélite;
- aplicar métodos de ahorro de agua, como el riego por goteo;
- automatizar el proceso de riego mediante estaciones meteorológicas, sensores, controladores programables;
- combinar el riego con la fertirrigación para utilizar el líquido y los fertilizantes de forma más eficaz;
- luchar contra las pérdidas de agua por evaporación o escorrentía incontrolada;
- adoptar medidas agrotécnicas para la acumulación y conservación de la humedad en el suelo: retención de nieve, acolchado, labranza mínima.
Así es como el suministro de agua se convierte en una herramienta fiable para la intensificación de la producción agrícola, aumentando su sostenibilidad en condiciones de cambio climático.
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Riego en Ucrania
Las tierras de regadío ocupan alrededor del 5% de todas las tierras agrícolas de Ucrania. Las mayores superficies de riego se concentran en las regiones del sur: Jersón, Zaporiyia, Odesa, Mykolaiv. En estas regiones, el suministro de agua es crucial para llevar a cabo una agricultura estable en condiciones de clima árido.
Sin embargo, durante los años de independencia, los sistemas de riego en Ucrania han sufrido un declive debido a la falta de fondos para la modernización y la explotación. Muchos canales, tuberías y estaciones de bombeo se encuentran en estado de emergencia o han sido desmantelados. Como resultado, en realidad se riega menos de la mitad de las tierras de regadío existentes.
Al mismo tiempo, en los últimos años ha crecido el interés por la restauración y el desarrollo del riego en Ucrania. Los productores agrícolas invierten cada vez más en modernas máquinas de riego por aspersión y sistemas de riego por goteo, que permiten utilizar eficazmente los recursos hídricos y obtener cosechas elevadas y estables. El Estado también está restableciendo gradualmente la financiación de la reconstrucción de la infraestructura de riego.
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